sábado, 3 de septiembre de 2011

ES UNA MUJER

La conocí en momentos de oscuro desaliento,
En absurdo combate con la vida y el tiempo;
Me ofreció su cariño con su apoyo y su aliento
Siendo viento ligero y vendaval violento.

Mi alma fatigada, mi corazón herido,
En sus rasgos suaves y soñadas caricias
Se doblegó impotente ante tantas delicias,
Y tímidos susurros que envidiara Cupido.

Fue una mujer sencilla, una samaritana;
Sin recelar quien era, me sostuvo en su mano;
Me trató como amante, como hijo o hermano
En un arrobo dulce de dulzura galana.

Sus manos extendidas franquearon los mares
Al encuentro azaroso de mi alma perdida,
Para darle un regalo de pasión y de vida
Rescatando ilusiones, entereza y azares.

Y en el nuevo horizonte que su amor me procura,
Con las alas abiertas extendidas al viento
De mi alma desnuda, a su cálido aliento
Navego en blanda nube de grandiosa ventura.

Nunca mis secas manos ceñirán su cintura
Ni tan solo tomarla por sus manos mimosas;
Lejanas y corteses sus frases deliciosas
Me han de acercar por siempre su lejana figura.

Y gracias doy al Cielo, pues nunca sospechara
En la densa penumbra de mis noches tediosas,
Que cual mágica ofrenda que otorgaran las diosas,
Una tan dulce amiga mi corazón sanara.
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