martes, 24 de enero de 2012

AL BORRIQUILLO

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Con paso vacilante y esforzado,
Camina el diminuto borriquillo;
A cada cuatro pasos castigado
Con fiera saña y lúgubre estribillo.

Desgracia de animal con rudo dueño,
Inerme, recibiendo cruel castigo,
De estúpido y frustrado lugareño,
Que azota al pobre rucio sin motivo.

¡Cuán largos y angustiosos despertares,
Medrosos del trajín de un nuevo día,
Cargado de trabajo y de pesares!

Hoy todavía recuerdo, vieja asnilla,
Aquel fatal tormento, y todavía,
No puedo desterrar tal pesadilla.
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viernes, 13 de enero de 2012

A ROSITA MI AMOR POEMILLA ANTIGUO

 

A pórfido y a ámbar destilado
Semejan las mejillas de tu cara,
Tu olor es como ungüento derramado,
Tu frente marfileña ¡Quién besara!

Eres flor del Sarón y de los valles,
Un cedro que se mece majestuoso.
La rosa que entre espinas da sus ayes,
Con grácil y mimbreño talle airoso.

¡Qué dulce oigo tu voz, de alegre grito!
La corza que se ondula cual pavesa,
Y tórtola que emite un gorgorito,
Lozana y leve cual gentil princesa!

Yo suyo soy, y ella también es mía;
Sus ojos y su risa me cautivan,
Amante mi cordura desvaría
Y dulces pensamientos me motivan.

martes, 3 de enero de 2012

A ZARAGOZA... O AL CHARCO.



Antiquísima conseja 
Un mañico, a su destino
De  Zaragoza marchaba,
Cuando en medio del camino
Un mago le interpelaba.

Preguntó a donde viajaba
Y el rústico contestó:
A Zaragoza voy fijo,
Y el mago le replicó
¡Irás si lo quiero yo!

Lo quieras, o no lo quieras,
A Zaragoza me iré.
¡Pues te transformo en ranita!
Y respondiole el tozudo:
¡Pues en charcos viviré!

Un año después, salió
De aquel charco maloliente,
Y el mago, insistentemente,
A preguntarle volvió.

Y el aragonés tenaz,
Sin pensarlo le repite:
A Zaragoza me marcho
Si quieres, como si no.


Otra vez el mago al maño
Al charco lo consignó,
Y pasado un largo año
Para probarle sacó.

Creyendo que había aprendido
De su magia la lección,
Dijo el brujo al cazurrico:
¿A donde irás, mocetón?

El maño que era de casta,
Al momento dijo parco
Con decisión entusiasta:
                      A Zaragoza... o al charco.

Y es que es vano pretender,
Que un maño se allane a hacer,
Lo que alguno con poder,
Necio pretenda imponer.

Y esta es la buena lección
Que debemos aprender;
A nadie hay que someter,
Aunque como aquel mañico,
Sea tozudo y cabezón.