miércoles, 10 de agosto de 2011

HOMBRE DEL NORTE


Hombre del norte fanático y huraño;
Adoras la materia.
No existes, no eres nadie sin la máquina metálica;
Sin grasa.

Con sangre sacrificas, y no tuya,
Al dios que adoras tú, dinero y raza,
Con mente de egoísta; hierro duro.
Inmolas para ello
El alma pacífica del sur

Por ello necesitas
Al sur para vivir;
Al Sur para adorar
Cual don, cual holocausto
De la sublime raza intemporal y noble
De espíritu paciente, puro y rancio,
Sacrificial y etéreo, siempre extraño
A tu mirar calculador y ávido.

Ellos son hijos, regentes y herederos
Del aliento divino de la tierra,
Para ofrendar sencillos y serenos
Al poder del Tengri, del espíritu,
No al acerado altar de la materia,
De la deidad que solo tocas
Con los dedos.

Un día ya no remoto,
Rendida la materia
Al fin te dejará,
Y pedirás clamando
Que el hombre domeñado
Del Sur sacrificado
Llene tu vaciedad.

Le pedirás que olvide
Ultrajes y desprecios,
Despojo y desamor,
Buscando su nobleza,
Su espíritu y su olvido,
Su senda y su candor.

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