jueves, 2 de agosto de 2012

DISIPACIÓN Y DECISIÓN



En mis noches de angustia y de tristeza
Pienso en mi soledad seca y baldía;
Renuncié desdeñoso a tu amnistía
Y me encuentro sin luz y sin fijeza.

Quise ser el señor de mi destino
Puse empeño y esfuerzo en mi demencia;
En triste soledad, siento tu ausencia,
Y me encuentro al final de mi camino.

¿Adonde iré que encuentre lo que tuve,
Cuando iba a tu casa en confianza
Rebosante de júbilo, y a ultranza,
Honrando tu grandeza cuanto pude?

Y ahora en soledad, abandonado,
Muy lejano de ti por mi arrogancia,
Mi soberbia, y mi loca petulancia;
En congoja mortal por mi pecado.

Iré a ti, Jesús mío, aunque te duelen
Con razón mis continuas fluctuaciones;
Quiero tus, renovadas bendiciones,
Y mis fueros de orgullo se debelen.

1 comentario:

  1. los caminos de Dios son insondables, y hasta nuestro pecado existencial puede ser un recipiente donde él haga tareas. No somos perfectos, como Pablo tampoco lo fue.

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