martes, 14 de agosto de 2012

¡NO CALLES, MI DIOS!


Cuando callas y escondes, de angustia desespero;
En tu largo silencio  ¡Es tan larga la espera!
¿Donde te escondes, Padre? Como el alabardero
En mi puesto clavado, levanto aun tu bandera.

Es muy duro el reproche que te lanzo, Alfarero
Que en barro me formaste dando aliento a mi espera,
Pero es grande mi anhelo de atarme a tu asidero,
Y reposar por siempre en tu amor sin barrera.

¿No soy hechura tuya?  ¿No me hiciste de barro?
¿No adviertes mi flaqueza? ¿No sabes cuan te quiero?
En mi continua lucha ¿a quien clamo primero?

¿Me dejas solo y ciego, envuelto en un cotarro?
¡Oh Dios no lo consientas! Líbrame del cerbero
Que me tiene cautivo, con tu poder certero.  

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