jueves, 7 de abril de 2011

AMANTE POBRE




A ultranza te he querido sin gloria ni testigo
Con un querer sublime, grandioso e imposible,
Pues solo soy un pobre humilde y apacible
Y sé que aunque lo sueño nunca estaré contigo.

De Creso las riquezas hubiera yo ofrecido
Por un beso furtivo o una leve sonrisa
De tu rostro de rosa, como un soplo de brisa
Que barriera en mi alma mi dolor y gemido.

Mi sol radiante eres, mi cantarín jilguero
Mi cálido  espejismo, mi luciente alborada,
Mi collado sereno, mi entelequia dorada,
Mi ninfa esplendorosa, mi luna y mi lucero.

Al pasar por mi lado y siendo un pobre obrero
Rico solo en quimeras, sin garbo ni fortuna,
No me miras apenas con tus ojos de luna
Porque me sabes solo un mísero aparcero.

Y al volverme la espalda sin mirarme siquiera,
Mi alma se desgarra recóndita y silente,
Quemando mis entrañas y agitando mi frente
Las llamas abrasantes de una impotente hoguera.

En tu corro elegante, cuando escucho tu risa,
Siento envidia sangrante del rico caballero
Que atento te corteja sin notar que te quiero,
Aunque calle mi boca silenciosa y sumisa.

Soporto los tormentos de tu dura mirada
Cuando me hablas distante porque soy tu criado;
En la pena que ahoga y en mi entraña rasgado,
Inclino mi cabeza y acudo a tu llamada.

Y por tanto sufrir y sufrir cada día
Quebrantado me iría hacia tierras lejanas,
Pero el son de tus pasos y tus risas galanas
Me encadenan y afligen en esta idolatría.

Rafael Marañón

No hay comentarios:

Publicar un comentario