martes, 12 de abril de 2011

TAMBIÉN LOS POETAS TIENEN SU PARNASO

AL POETA


Esta mañana, sin cita
Mi musa se ha presentado.
Es una musa bajita,
Rubia, graciosa y llenita
Y de esta forma me ha hablado.

No cejes nunca, poeta,
Porque tú eres el cimiento
Del sentir que busca esteta
La intuición y el sentimiento
El éxtasis y el tormento.

Le cantas a las estrellas,
A los suspiros de amores
De las mujeres más bellas
A la vida y a las flores,
Y al amante sus querellas.

Escrutas el universo
De la belleza y el verso.
Escudriñas en tu altura
La plenitud y la hondura
Del cosmos ancho y diverso.

Percibes la trascendencia,
De la más nimia balada
O la más profunda ciencia;
Todo adquiere congruencia
Ante tu aguda mirada.

Sondeas lo sacro y profano
De lo que esconde inconsciente
El hondo espíritu humano;
Del sufrimiento, el arcano,
Penetras profundamente.

El misterio de la luna,
La medida de las cosas,
Las entelequias hermosas
De amadores sin fortuna,
Atrevidamente glosas.

El fuego ves de la mente,
De las almas el volcán,
Del corazón el desván,
Del amor el aliciente,
De los cuerpos el afán.

Todo lo abarcas punzante;
En el niño, la ilusión,
Los arrullos del amante
Y arrebatas el instante
De la fogosa pasión

Captas la melancolía
Del que sufre y del que goza,
Del que ríe y se alboroza,
Del que llora de alegría
O del que pena rebosa.

Eres, poeta, el que saca
De su arcano el sentimiento;
El que con solo un lamento
A la pena da triaca
Y la cura en un momento.

Nunca quiso la poesía
Ser otra cosa que un canto
Que de natura el encanto
Trata siempre con porfía
De vestir con bello manto.

El poeta es escribano
De la realidad candente,
El que en su mágica fuente
Refrescar quiere al humano
Triste, afligido y doliente.

Poeta, no llores tanto;
Da a tu cítara alegría,
Ahoga la melancolía;
Entona ufano tu canto,
Y embriáganos de armonía.

Rafael Ángel Marañón  1998

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