martes, 5 de abril de 2011

MODERNIDAD Poema



Dedicado con gratitud a Juan Manuel de Prada


Aquella sabiduria
Que tanto costaba antaño,
Aquel trabajo tan serio
Limpio, audaz, y sin engaño
De recios siglos pasados.

Todo ha sido reducido
A un saber superficial;
En datos que se acumulan
En un instante fugaz
En  acosadas memorias,

Es la  actual modernidad
Que  falsifica, arbitraria,
La  preclara inteligencia
De una  forma utilitaria
 Por  la  técnica opresora. 

Es fugaz conocimiento,
Superficial, anodino,
Tan meteórico y vulgar
  Agobiante en remolino
Que ligero se evapora. 

A poesía y literatura,
Que eternizaban milenios,
Las arrolla un aluvión
De epidérmicos ingenios
Ramplones y advenedizos . 

Inundan letra y figuras
Ante ojos insensibles.
Memorias que ya no pueden
Recordar, pues impasibles
Llegan datos sin parar.

Ni mente crítica queda
Ni serena reflexión,
Anegada en un diluvio
Por la continua agresión
De mensajes sin vivencias,

No hay cultura que nos llene
De franqueza y nos ilustre
La  diversa inmensidad
Del talento, que dé lustre
A la poesía de lo humano.

Hoy los libros son manjar
De poca gente sensible,
Porque el libro ya es trivial
  Volátil, sustituible
Por frívola información.

Esta nutre incontenible
A nociones, que huidizas 
En la memoria duraban
En vestigios de cenizas
En remolino agitadas.

La memoria se adormece
 Y los datos atorados
Reposan en los ficheros
Ya muertos, petrificados,
Hasta que relevan otros.

Nada es asimilado;
No hay riqueza de la mente
Todo es rápido pasar
Por el tiempo indiferente
Que voraz acucia hoy.

¿Porqué debemos leer?
¿De qué vale meditar?.
No hay reposo, no hay sosiego
Nadie se para a pensar
Ni ejerce discernimiento.

Es necesario parar
A ejercer conocimiento,
Que hoy es loco carrusel
Siempre en vano movimiento
Sin sabor, respiro o goce.

Una vacua sensación
A otra  sucede veloz
Como signo de este tiempo
Tan cambiante, tan atroz,
Tan insulso y tan precario. 

Solo quedan unos pocos
Locos del viejo ideal,
Irreductibles, tenaces,
Absortos en lo ensencial
Y en su intrépida demencia

Impávidos se resisten;
Aguardan con gran paciencia
En su cándida utopía.
El triunfo de aquella ciencia
Anclados en su porfía.

Serán tal vez para siempre
 Los póstumos, pertinaces,
Los osados salvadores
Que vuelvan a restaurar
Del espíritu las voces.


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